Se caracteriza por una necesidad intensa de afecto y aprobación de otra persona, lo que lleva a relaciones desequilibradas y a menudo insatisfactorias. Quienes la experimentan suelen poner las necesidades y deseos de otros por encima de los propios, sacrificando su bienestar y autonomía. Este patrón, aunque busca seguridad emocional, termina generando un ciclo de insatisfacción y vulnerabilidad. Reconocer y abordar la dependencia emocional es esencial para construir relaciones saludables y fomentar un sentido de autoestima y autonomía personal.