
La palabra trauma proviene del griego y su significado literal es “herida”. Por tanto, un trauma es una herida profunda y duradera, originada a raíz de vivencias y acontecimientos dolorosos en momentos de la vida donde no tenemos los recursos para integrar las emociones que generan.
A menudo, el evento desencadenante de un trauma es claro y notable, pero hay ocasiones en las que eventos estresantes sutiles y repetitivos se acumulan sin llamar nuestra atención. Estos traumas, aunque menos obvios, pueden tener un impacto profundo y perturbar nuestra vida cotidiana y bienestar emocional.
El espectro del trauma es amplio y puede manifestarse en diversas formas, conduciendo a una variedad de respuestas emocionales y desafíos.
Entre los problemas más comunes que emergen a raíz de experiencias traumáticas, encontramos:
- Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), donde el pasado irrumpe constantemente en el presente.
- Trastorno de Estrés Agudo, una reacción inmediata y severa a un evento traumático.
- Traumas de Apego, que afectan profundamente nuestras relaciones y vínculos afectivos.
- Rupturas Traumáticas, que dejan cicatrices emocionales duraderas.
Reconocer y abordar estos traumas es esencial para nuestro bienestar y crecimiento personal. A través de un camino guiado de comprensión y apoyo, es posible transformar estas heridas en fuentes de fuerza y resiliencia.
